jueves, 30 de agosto de 2007

Una Idea

Abrazarse a una idea.
Reconsiliarse, sin sentirlo, con todo aquello que nos rodea.
Apaciblemente, tomar una birome y escribir: BASTA.
Sentarse en silencio y escuchar a Peter Gabriel golpear a un mono y no rendirse.
Salvar del olvido y la oscuridad a aquello que nos dignificaba el alma.
Entender que son pocas las cosas que se pueden salvar del desastre:
un amor, la familia, uno (o dos) amigos...
y la balsa ya está completa.
Sumar a la lista de urgencia (y necesidades): unos gramos de cordura.
Reaccionar impávidos ante el más chico de los acontecimientos que nos rodean.
Sentir compasión por aquellas almas vacías.
Indiferencia por aquellas llenas de mierda.
Envidia por las que se mantienen vivas dentro de tanta mediocridad...
Abrazarse a una idea.
Por mas que sea la más utópica de ellas:
siempre tenerla presente.
Alimentarla con el quehacer diario.
Y así será que nuestro horizonte no se tornará tan lejano

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